Por Ana Pereyra
En mi adolescencia y adultez, había leído sobre la tiranía trujillista y el asesinato de las Mirabal, pero nunca percibí el peso de la tiranía vista desde los libros, como en “Vivas en su Jardín”, Memorias de Dedé Mirabal, única sobreviviente de las muchachas.
Tal vez por ser ella parte de la historia, esas memorias fueron narradas en forma sencilla, llana y clara, haciendo que el lector, por momentos sienta que es una cinta cinematográfica lo que tiene de frente y no un libro.
Vivas en su Jardín, despeja cualquier incógnita sobre el asesinato y vida de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, en especial de Minerva, quien se convirtió en una obsesión para el dictador.
Se aclaran dudas y fabulas en torno a sus vidas, arrojadas por historiadores, al sostener que estando Minerva en una fiesta en la ciudad de Moca, mientras bailaba con Trujillo, este le agarro su trasero y ella lo abofeteo, lo que queda debidamente aclarado en este relato.
Ciertamente hubo un incidente entre ellos, el cual aconteció durante una fiesta, celebrada en La Hacienda Borinquén, en San Cristóbal, donde mientras Minerva bailaba con el gobernante, este le pregunto si tenía novio a lo que ella respondió que no, fue entonces cuando se entabló entre ellos un dialogo.
Pero lo que rebosó la paciencia del “benefactor” fue que la familia Mirabal abandonó la fiesta, antes que él, algo que no estaba permitido, lo que incomodó mucho al jefe y ahí empezó la desgracia para los Mirabal.
Dicha obra con tan alto contenido histórico, muy bien puede usarse como texto de estudios en las aulas, para que generaciones conozcan sobre estos acontecimientos que marcaron toda una época en la política autóctona y eviten así, estos se repitan.
Este funesto proceso vivido por la patria de Duarte, debe servir para la mayor reflexión, de lo que significa una dictadura, Dede Mirabal con su narrativa, traslada al lector a cada rincón que pertenecieron a las muchachas en Ojo de Agua, Salcedo.
En sus páginas recorremos su Jardín, sus habitaciones, podemos verlas en sus charlas en la galería, en fin, viajamos por cada pedacito de la casa en que nacieron y moraron hasta que la tiranía las martirizó.
Este libro cumple el cometido de mantener viva la memoria de las muchachas. Detalla sus personalidades, pasiones, sueños, encantos y la intensidad con que vivieron sus cortas vidas.
Quizás ellas pudieron salvarse aquel fatídico 25 de noviembre, de 1960; muchas personas les advirtieron no viajaran, pero el destino las llamaba a la inmortalidad, a eso que nunca renunciarían, luego de abrazar la lucha por la libertad, por lo que pagarían cualquier precio.
Por eso no temieron derramar su sangre a cambio de la liberación del pueblo dominicano. Con su muerte, el país comenzó a manifestarse en contra de la tiranía trujillista, y muchos entienden que
precipitó el 30 de Mayo, para finalmente salir de esta pesadilla.