martes, abril 08, 2008

¡No es la adicción, doctora Polo!

Por Fernando A. De León CDP-New York

¡Aquí nadie me quiere!, repetía una y otra vez Erika. Su voz, estentórea y quebrada a veces, latigaba con fuerza los oídos de un auditorio atónito y casi pasmado por lo patético de su caso.

La demandada, se movía a grandes trancos de un lado a otro, y en ocasiones se creía que echaría al piso el podium.

Mientras sus hermosos ojos se agigantaban como tratando de encontrar una respuesta, todo su ser temblaba, y toda su anatomía se estremecía, presa de un cataclismo que la mantenía en un estado histérico que sobrecogía e intimidaba a los presentes.

Cerca de ella, atentos y tratando de consolarla, estaban sus padres, novio y hermano, todos oriundos de México al igual que ella.

Las parrafadas anteriores, en modo alguno, constituyen el fragmento de una narrativa cuentística, no es más que la descripción del estado de ánimo de Erika, joven que, engañada por sus padres, fue llevada al programa televisivo "Caso Cerrado", que se transmite por una televisora local.

Erika adicta a las drogas, fue objeto, a su pesar, del veredicto y juicio condecito por la doctora Ana María Polo.

Mientras Erika, en forma un tanto desordenada, fruto de la desesperación, explicaba a su modo, el por qué de su adicción a los estupefacientes, la dotora Polo, insistía en que lo que ella argumentaba en el momento, era por el efecto de las drogas.

Cuando observamos la escena al través de la pantalla chica, se nos rodó un lagrimón, conmocionado por tan dramático caso. Pero, disentimos de la doctora Polo, en el sentido de que las respuestas de Erika, sobre sus inconductas, simplemente obedecían al efecto de su adicción a las drogas.

Independientemente de esa adicción y que Erika no pidió venir a Estados Unidos, entendemos que ella es sólo un caso exponencial de la excepción de la regla que afecta a muchos inmigrantes y lacera a buena parte de la juventud de nuestros países, negligentes en prevenciones a los flagelos que perturban a los desposeídos, en nuestras injustas sociedades de corte capitalista.

Aunque parezca simplona mi apreciación, lo cierto es que ello se corresponde con una realidad cotidiana y palpable.

En una sociedad desarrollada como Estados Unidos, en donde los seres humanos sólo son los dígitos de su seguro social, y viven hacinados en proyectos habitacionales que virtualmente son ghettos, hay muchas Erika.

En un conglomerado donde la gente se mecaniza y pierde el calor de los suyos, persiste la explotación laboral y se te observa como bicho raro en zonas exclusivas, hay muchas Erika
En ambientes como éste, donde todavía prevalece la marginación y exclusión, y no existe una equitativa distribución de la riqueza, hay muchas Erika.

.En esta gran nación y en otras satelitales como la República Dominicana, en donde la gente triunfa y sale adelante, no según su capacidad, sino su perversidad, hay muchas Erika
.En nuestra América, donde los mandatarios son gobernadores colonialistas y erigen monumentos de relumbrón, mientras la juventud languidece, hay muchas Erika.

Y, finalmente, aunque muchos han progresado en este mundo capitalista, en donde por lo menos 800 millones de personas padecen de hambre orgánica y cada ocho o 24 segundos muere un niño de hambre y desnutrición, continuarán creciendo estas alarmantes estadísticas de jóvenes impotentes que se refugian en las drogas, como consecuencia de la marginación y un choque cultural avasallante.

Sólo esperamos que el ocultamiento de esa realidad por parte de la doctora Polo, obedezca a una actitud inconsciente y nada más.

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