El medio artístico ayuda a proyectar una futura carrera política. Aquí algunos ejemplos
Los actores y actrices tienen dos cosas que los unen: en su trabajo no se muestran como las personas que son, sino que encarnan arquetipos de otros seres que no son en su vida privada, además de que tienen fama por sus acciones, ya sea por el lado del comentario de su trabajo,
o de los chismes que se generan por su exposición constante al escrutinio público.
Cruzar la línea que divide las secciones de política y espectáculos de los medios de
comunicación se han roto varias veces en nuestro país. Veamos algunos ejemplos:
Irma Serrano. Esta señora, apodada La Tigresa, originaria de Comitán Chiapas, primero se hizo famosa a partir de sus actuaciones películas como "Tiburoneros", dirigida por Luis Alcoriza, en 1962. Dos años después fue amante del presidente Gustavo Díaz Ordaz, según revelaría ella misma.
En 1998 debutó en el escenario político, cuando actuó como senadora por el estado de Chiapas, con militancia perredista, durante la LVI Legislatura, partido que abandonaría después para ser legisladora independiente.
Sus dos descalabros durante las representaciones políticas se dieron cuando perdió la gubernatura de su natal Chiapas, y posteriormente, la de su nueva pista política, la delegación Cuahtémoc.
María Rojo. La actriz actuó en películas de izquierda, como El Apando, basado en el libro homónimo de José Revueltas, o Rojo Amanecer, película que narra una visión sobre la matanza estudiantil de 1968.
Ella siempre ha tenido el acento de la política y el apoyo al cine mexicano, por lo que procura que siempre su encuadre sea el del apoyo "cultural". En 1997, saltó a la farándula política como diputada federal, para después convertirse en jefa delegacional de un lugar lleno de artistas y payasos callejeros: Coyoacán.
Después, ya entrada en la política, llegó de nuevo a los escenarios del debate, al ser integrante de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal de 2003 a 2006. Después... Su consagración. Llega a la más alta plataforma política que hay en nuestro país: el Senado, el cual usará para promover iniciativas a favor del cine hasta el 2012.
Silvia Pinal. La actriz de más de 100 filmes mexicanos, además de conducir uno los de programas de televisión más longevos de México (Mujer, casos de la vida real) fue ex asambleísta y senadora por el PRI, carrera que inició por invitación del actual jefe de gobierno del DF, Marcelo Ebrard, según ella misma relata.
Antes de esta incursión, fue directora del DIF de Tlaxcala durante la gubernatura de Tulio Hernández, quien fue su esposo durante la década de los 80.
Mariagna Pratts. La actual esposa de Marcelo Ebrard es actriz y pintora, comenzando con algunos papeles en el cine y luego dio un brinco hacia la televisión para participar asiduamente en la serie de televisión Mujer, casos de la vida real, invitada por Silvia Pinal.
Pratts lanzó al aire además un programa radiofónico en su calidad de presidenta del DIF capitalino: Familia DIF, familia DF, el cual promueve programas sociales y de orientación ciudadana.
Sin embargo, Pratts obtuvo todos los reflectores luego de un incidente en donde dio un discurso en un tono que hizo sospechar a más de uno que se encontraba alcoholizada, lo que causó revuelo en los medios de comunicación.
Aunque la lista es larga sobre la cantidad de actores que han pasado a la política, sin duda estos ejemplos ponen en claro que la fama también puede servir como capital político. El ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, dijo que la política mexicana era un circo. ¿Será también una pantalla de cine o televisión, o estos saltos de artistas a políticas son otra pista bajo la gran carpa a la que hizo referencia el ex rector?
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